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Encuentro con Chidr

Encuentro con Chidr

Gunter Friedrich

Extracto del podcast de la Fundación Rosacruz perteneciente a la serie Christian Rosenkreuz und die Fama Fraternitatis publicada en YouTube. Escena en Damasco (siglo XVI). Voces; ruido de la calle; música.

D (árabe): ¿Quién eres?

CR: Me llamo Cristián Rosacruz.

D: ¿Estás bien?

CR: ¿Por qué?…, sí. Acabo de estar en la tumba de vuestro gran maestro Ibn al-Arabi.

D: Pero no parece que estés muy bien: tienes la cara verde.

CR: Tienes razón, ya no volveré a ser el mismo jamás.

E (árabe): Aquí tienes, amigo. Tómate una taza de té y dime qué te ha pasado.

CR: Estaba de pie ante la tumba de vuestro gran maestro —una construcción impresionante— y había también musulmanes. Yo estaba completamente absorto en mí mismo.

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CR: Y, de repente, una fuerza me movió. De algún modo, estaba fuera de mí mismo… no era yo… me experimenté a mí mismo… pero diferente a antes. Experimenté algo que nunca antes había experimentado… estaba en un mundo diferente.

D: Amigo, tal vez hayas conocido a Chidr. Es cierto que… has estado en la tumba del gran maestro. E Ibn al-Arabi contactó con Chidr en repetidas ocasiones. Chidr ha sido su profesor más notable. Tóma algo de beber y de comer, y cuéntanos más. Tienes que ser una persona especial.

CR: ¿A quién conocí? ¿Quién es ese Chidr?

D: Es quien ha abierto los portales al mundo de los inmortales para nuestros maestros. Quien los ha guiado a través de la montaña del espíritu: la montaña Qaf.

E: Chidr es un sirviente del Espíritu Santo. La mayoría de las veces no se le puede ver; pero, a veces, se hace visible. Ha sido de gran ayuda para muchos creyentes que lo han necesitado.

CR: Fui arrastrado fuera de mí mismo hacia otro mundo, en el cual había estado con anterioridad, pero… nunca antes de forma tan viva. Me sentí como si me llevaran de la mano. Podía ver la razón de todas las cosas que suceden aquí abajo… Hay esferas llenas de vida, altas esferas… y bajas… también oscuras…

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E: Mi querido amigo, Chidr te ha cogido de la mano.

CR: He estado en altas esferas… en las cuales me hubiera gustado quedarme; pero era imposible. No estaba totalmente preparado. He visto algo mucho más claro que antes: el hombre tiene una tarea mucho más importante de lo que pensamos. Y, de repente, estaba de pie ante la tumba de Ibn Arabi.

D: A pesar de todo, puede que, al final, te conviertas al islamismo.

CR: No, no. Pero me he dado cuenta de que tenéis maestros de quienes podría aprender. Yo soy cristiano —y lo seguiré siendo—; pero ahora sé que tenéis maestros que quieren enseñarme algo.

D: Ibn Arabi escribió que se le había concedido el vestido de Chidr, el cual tiene un cuerpo inmortal.

CR: No podía entender todo lo que veía… pero mi corazón está más abierto que nunca. Estoy seguro de que podemos aprender a ver con el corazón; una manera de ver y entender completamente nueva es posible.

E: No viniste aquí para nada.

CR: Me he dado cuenta de otra cosa: no existe lucha entre el islam y el cristianismo en las altas esferas del alma. Allí, todos los caminos son uno y hay una profunda conexión. Aun así, tenemos que caminar diferentes caminos…

D: Has sido llamado, hermano. Chidr ha abierto la puerta para ti. Chidr —que es Elias, el inmortal— ha bebido del agua viva y está guiando a otros hacia la (misma) fuente.

E: Se dice que las religiones son como las flores de un campo.

CR: Es una bella imagen; pero no podría haber dicho eso allí donde yo vengo.

D: El reino de Dios está hecho de agua viva. De allí, el alma, por sí misma, puede dar vida a nuevos cuerpos.

CR: Sí; nosotros también decimos que podemos renacer del agua y del espíritu.

E: Esa es la medicina de la que nuestros maestros hablan también.

CR: ¿Dónde los puedo encontrar?

D: No aquí, en la ruidosa ciudad de Damasco; hay un lugar, un lugar de silencio. El camino hacia ese lugar discurre a través del desierto. Nosotros te podemos ayudar.

E: Que Dios te acompañe. Inshallah.

Fuente: https://www.logon.media/es