Actualidad,  Artículos

Tradiciones africanas y sincretismo religioso: Introducción al Mvett

¿Podemos inscribir las tradiciones africanas en el corpus de la enseñanza universal? Una lectura vertical a la luz del sincretismo religioso puede ayudar. Describiendo el Mvett, uno se da cuenta de la similitud existente entre esta tradición milenaria bantú y otros textos de la lengua sagrada.

La idea de un sincretismo religioso, tal como nosotros queremos abordarlo, solo puede ser clara  si ignoramos la visión corriente que siglos de judeo-cristianismo han contribuido vulgarizar.

Sabiendo que la iniciación es el fundamento que ha regido y continúa rigiendo la mayoría de las sociedades africanas, la pregunta es: ¿cuál era la doctrina substancial de estas iniciaciones? Solo un estudio sin complacencia de sus enseñanzas secretas y sagradas puede permitir establecer un vínculo entre su enfoque religioso y el fondo del pensamiento cristiano ortodoxo.
Los etimologistas citan dos fuentes de la palabra «Religión»: relegere (recoger, reunir) y religare (vincular, unir).

El Antiguo Testamento menciona una ruptura entre Adán, el hombre primordial, y su primera ecúmene, el Edén. El Nuevo Testamento, por otra parte, enuncia el plan de redención, la reconversión, el regreso a la morada de la que Cristo es el iniciador.
La estructura que propone esta alegoría, en la base del antiguo y del nuevo Testamento, no es una exclusividad de la Biblia. Varios relatos fundadores tienen en cuenta esta situación, que presenta así al hombre, en su condición actual como una entidad cortada de su matriz original. También, si partimos de esta ruptura, y tomamos la religión tal como se definió previamente, es decir, un conjunto de enseñanzas, de prácticas que permiten al hombre (Adán en el caso de la Biblia) de conectarse de nuevo con este hábitat perdido (el Edén), la religión podría considerarse y definirse como un camino de iniciación, su conocimiento y su puesta en práctica, en suma una gnosis, un renacimiento. Aquí se integran los sentidos de las nociones de iniciación y religión.

Sobre este eje, ¿existiría entre las «Tradiciones iniciáticas africanas», una de entre ellas que se alinea sobre el esquema liberador siguiente: Ruptura con la primera ecúmene (Adán expulsado del paraíso según los términos bíblicos) después proceso del «religare» (recoger, reunir, vincular, unir), que permite al hombre expulsado del paraíso unirse con ese mismo Ecúmene?

Nuestro caso de estudio aquí será el Mvett tomado entre las múltiples tradiciones iniciáticas africanas.


Definiciones del Mvett

Definir el Mvett plantea de entrada el problema de su lengua de expresión. Puesto que el área geográfica que ha visto nacer y desarrollarse el Mvett (Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial y una parte del Congo-Brazzaville) comparte en común más de trescientas lenguas entre las que se encuentran el Fang, el Ntumu y el Bulu. Esas tres lenguas hermanas son las que se han utilizado en las narraciones de las epopeyas de Mvett. La absoluta maestría de su campo onomástico, metafórico, semántico y polisémico se revela necesaria para anclarse en el paradigma conceptual del Mvett. El Mvett en tanto que narraciones es en primer lugar una epopeya. Y como epopeya, comprende tres géneros:

1) Le Mvettbibone, Mvett de los enamorados que presenta las anécdotas conyugales, las frases libidinosas del  jugador de Mvett o de un personaje ficticio.   

2) Le Mvettengubi o bingubi, género menor que se encarga de los cantos líricos, las fábulas, las narraciones históricas y los cuentos para niños.

3) Le Mvett Ekang, género mayor también llamado Mvettbeyem o Mvett de «los que saben». Este Mvett cuenta la historia de dos pueblos. Uno, mortal, (los OKU) que intenta arrebatar al otro, inmortal, (los EKANG) el secreto de la inmortalidad.
Es en este último en el que nos dedicaremos a analizar el Mvett Ekang como tradición iniciática y religiosa.


El Mvett Ekang, combate épico

La trama trágica que enfrenta a los Ekang con los Oku funda la epopeya del Mvett Ekang. Para ser accesible, la epopeya alegórica del Mvett-Ekang pide al público informado un cierto conocimiento de la lengua sagrada y de sus códigos, sin los cuales el acceso a los misterios Ekang puede estar excluido. Se debe decir que el Mvett-Ekang comparte esta primera relación con la Biblia, el Mahabharata y el Libro de la salida del Día todavía llamado Libro de los muertos egipcios.
En sí, el término Mvett abarca las expresiones Ave’e (despertar), Avet (ascender, subir, estirarse hacia arriba) Mvebe (el aliento).

 

Grégoire Biyogo (2004)  dice que: «Le Mvett (…) desde el punto de vista del contenido, es tender en su totalidad hacia lo que es perfecto, rechazando finitud e incompletitud, toda limitación original, toda muerte (tanto la del cuerpo como la del espíritu). Le Mvett rechaza la muerte. ESTO es lo que se gana con el deseo de madurar, el deseo del crecimiento, de transformarse cuantitativa y cualitativamente. Impulso hacia la perfección, la eternidad, apertura a lo absoluto, a Eyo’o. El Mvett quiere imitar a Eyo’o en el acto inaugural de la creación por la prolongación de la creación, en la repetición de la eternidad, en la obra del arte».

Si el término Ekang en la expresión Mvett-Ekang designa a los inmortales, su campo isotópico puede ofrecer una red de significados cuyos sentidos remiten a la idea de una raza singular, de un ideal, de un prototipo. También Ekanga quiere decir «puente», Nkang quiere decir raíz y Ekang imagen, escritura. Sin embargo, en la epopeya, el término Ekang designa al pueblo de los inmortales que se oponen a las aspiraciones de los mortales de Oku.

Quiénes son, por tanto, los Oku? El término Oku está compuesto del radical Ku o Kui que quiere decir salir o salida. Ku o Kui puede también declinarse en Ku: bajar, caer o incluso Nkua o Nkwa el que ha caído.

Anteriormente decíamos que el Mvett-Ekang narra la historia de un pueblo mortal Oku (sacado, derribado, caído) que desea arrebatar el secreto de la inmortalidad cuidadosamente guardado por los inmortales Ekang. Uno se pregunta de dónde habrían «salido o caído» los mortales Oku para verse obligados a mendigar el secreto de la Inmortalidad a los Ekang (raza-raíz, raza-imagen, raza-puente). ¿No resulta, pues, fácil establecer paralelismos con expresiones como «portador de imagen», «raza-raíz» o «francmasones y constructores», términos bien conocidos en el cristianismo gnóstico?

Mucho más anecdótico es el personaje Mebegue Me Nkwa que figura en la escala genesíaca del Mvett. Mebegue, que literalmente significa «yo llevo» o incluso el hecho mismo de llevar o incluso «el que lleva». Confrontando Ekang y Oku, surge entonces la idea de una dualidad en el sentido ontológico. En otras palabras, la batalla Ekang-Oku se desarrolla en un campo de batalla «llevado o soportado» por un cierto «Mebegue» del que se hablará más adelante. También la confrontación Ekang – Oku no solo nos refiere la idea de dos campos antagonistas, sino la idea de un hombre, un Ekang – Mebegue – Me – Nkwa, que lleva dos naturalezas diametralmente opuestas en su propio seno: en suma, un microcosmos en el que combaten un inmortal y un mortal.

Si nuestro objetivo es llegar a presentar el Mvett como Camino, Conocimiento y Gnosis, nos incumbe ampliar el campo del análisis. También pensar en el Mvett como un Beti (Fang, Tumu, Bulu) se revelará fundamental, insertándolo en el Ciclo migratorio de este último con las fases:

  •  Amata (Migración)
  •  Odjambogha (el Árbol o el obstáculo)
  •  El Coma de OYONO Ada Ngono o revelación del Mvett.

El próximo artículo sobre el Mvett abordará la Génesis según el Mvett o el Misterio de OYONO ADA NGONO. Esta presentación, para ser sucinto, minimizará los dos primeros puntos para enfocar mejor el último. La razón es que el Génesis según el Mvett sólo puede ser bien comprendido por lo que denominamos el «Misterio de Oyono Ada Ngono», personaje por el cual el Mvett fue revelado a los Fang, Ntumu y Beti, pueblos actualmente diseminados en África Central.

 [1] BIYOGO Grégoire, Encyclopédie Du Mvett, Paris, Ed Menaibuc, 2004, P. 124.

Fuente: https://www.logon.media/es

Texto: Martin AMBARA, País: Camerún, Imagen: Henk Cruz