Portada de la revista Pentagrama nº 6 de 2010
Pentagrama

Pentagrama 2010 – 6

Portada de la revista Pentagrama nº 6 de 2010

Revista Pentagrama nº 6  (Noviembre – Diciembre 2010)

Los Upanishads nos dicen expresamente: Conoce al alma, la única. Es la intermediaria, el puente que conduce hacia el Ser eterno, a la inmortalidad. Se trata de encontrar el último objetivo del ser humano; el Uno interior que está en él, que es su verdad, su alma, la llave con la que abrir la puerta que conduce a la vida espiritual, al Reino de los cielos.

La búsqueda de este Uno, sumido en el ser humano, es el tema de este Pentagrama. Quizá usted diga: ¡pero siempre se trata de este tema en el Pentagrama! Formulemos esto de otra manera: el tema consiste en el descubrimiento de esta búsqueda.

En un artículo de J. van Rijckenborgh y Catarose de Petri, se pueden distinguir al respecto los métodos que están basados en motivaciones falsas y engañosas de los que son justificados.

También el artículo titulado Perspectivas trata de conmocionar vivamente nuestra consciencia «satisfecha de sí misma».

En verdad, apenas tenemos consciencia de lo que somos, de lo que verdaderamente somos, y de lo que venimos a hacer aquí abajo.Vivimos en una especie de estado onírico, donde el momento del despertar permanece siempre cercano, pero siempre es diferido de nuevo.

«Quien sabe que no sabe nada es más sabio que todos los demás seres humanos», enseña Sócrates. Con este precepto, se nos allana el camino para comprender el artículo que tiene por título: el Templo, un taller de trabajo. Se puede considerar un templo de la Rosacruz Áurea como una representación ideal del templo interior que en cada persona espera su propia realización. En la esfera serena del templo uno puede unirse con la Verdad. Si conseguimos ver el mundo tal como es realmente, podemos ver la verdad del mundo en su propósito. Entonces nos volvemos receptivos a una verdad superior, a una nueva visión. Reconocemos lo que puede ocurrir en el templo que es un taller de trabajo, como también puede y debe llegar a ocurrir en nosotros como suceso absolutamente interior.