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Una experiencia especial Parte 3 Mis órganos y yo: una aventura conjunta

La curación de una enfermedad que los médicos no pudieron curar.

Texto:  Claudia Doehring, País: Alemania , Imagen: Jadwiga Muzynska

Siempre me han encantado las aventuras. ¡Se viven tantas experiencias emocionantes en ellas! Entonces tuve una aventura especial…

Padezco una larga enfermedad crónica que podría volverse peligrosa para mi vida. Con la máxima paciencia, los médicos trataron de curarme, pero desafortunadamente no tuvieron éxito. Así que busqué la ayuda de profesionales alternativos; muchos consejeros me ofrecieron sus servicios, que escuché con gusto. Para poder curarme, probé muchas cosas diferentes, incluso exóticas. La lectura  de varios libros me ayudó a cambiar la vida;  tenía que disolver el patrón psicológico que había detrás de la enfermedad. Sin embargo, no encontré nada para aliviar mi estado.

Finalmente, mi médico perdió la paciencia y me dijo que si no me quitaban el órgano afectado, no podía garantizar mi supervivencia y se negaba a tratarme más. Así que me encontré con que todo el “conocimiento” había sido en vano, incluso los métodos suaves de la medicina alternativa o mi atención, o sea, mi intento de comprender qué antecedentes personales podría tener mi enfermedad. La fecha para la operación en el hospital estaba programada. Pero no podía entender que algo vibrante, que me enviaba con claridad una llamada de socorro, estuviera a punto de ser eliminado de mi cuerpo. Fue una especie de empatía por mi propio ser. La idea de depender de medicamentos durante el resto de mi vida después de la operación fue difícil de imaginar. Lo que anhelaba era una curación real. Habiendo llegado a este punto, tomé una decisión espontánea.

Cancelé la cirugía y comencé a hablar en voz baja con el órgano de mi cuerpo, diciendo algo así:

“Querido órgano, eres parte de mí. Aunque tú y yo no nos sentimos bien, quiero aceptarte y valorarte como eres ahora. Nos mantendremos juntos pase lo que pase. Con mucho gusto aceptaré cualquier cosa. Sé como quieras y, si quieres decirme algo, te escucharé”.

Desde entonces continué mi vida como si no hubiera enfermedad. Porque la actitud que tenía ahora era la correcta. Se produjo un nuevo equilibrio en mi vida.
Para mi sorpresa, después de un año estaba libre de síntomas y lo he estado durante 15 años. Para mí, esta es una verdadera aventura. ¡Qué enorme potencial de energía creativa existe dentro de nosotros!

Fuente: https://www.logon.media/es