Artículos,  Sensaciones

El cordón de la vida

¿Hay más de una fuente de vida? ¿Podemos encontrar una nueva fuente de vida?

Como todos sabemos, desde la concepción hasta el nacimiento, todas las formas de vida de los mamíferos se nutren a través de un cordón umbilical, algo absolutamente crucial para la vida, pero completamente invisible desde el exterior del cuerpo materno. Por supuesto, esto también se aplica a nosotros, seres humanos. Como también sabemos, poco después del nacimiento cesa la alimentación por el cordón umbilical y en algún momento nos sentimos separados. Estamos en el mundo, en un ambiente muy diferente, solos. Respiramos, aprendemos a alimentarnos, a caminar, a existir de manera independiente. O eso parece. Ya no somos alimentados directamente por nuestra madre.

¿Y qué pasa? ¿Cómo sobrevivimos?

En cierto sentido, ya no tenemos físicamente un “cable” que nos suministra todos los nutrientes, nuestras señales nerviosas, el sustento —ya no hay un vínculo físico con una fuente de vida —pero en otro sentido nos conectamos a otra fuente de vida, a un cordón umbilical de diferente naturaleza.

Un cordón que no podemos ver o percibir de ninguna manera, o ciertamente no
en ese momento de la vida. Lentamente e imperceptiblemente, de nuestro entorno, de nuestra comida, de las influencias familiares, de la vida y de la propia Tierra, empezamos a desarrollar un cordón umbilical invisible capaz de alimentarnos, tan eficazmente, como el que se nos ha desprendido en nuestro nacimiento físico.
Podemos pasar toda una vida, o parte de una vida, construyendo este nuevo “cordón” de conexión —nutrirlo, protegerlo, justificar su existencia y su dependencia del mundo que nos rodea. En su mayor parte, ese cordón está bien conectado al siempre cambiante y cada vez más caótico mundo físico.

En algún momento de nuestra vida —dependiendo quizás de nuestros padres, de nuestro entorno, de nuestros conflictos— podríamos ser conscientes de nuestra dependencia de esta fuente invisible de vida. Más aún, podríamos empezar a cuestionarla, a sentirnos incómodos, incluso a querer deshacernos de ella, liberarnos de ella. ¿Podemos hacerlo? ¿Podemos vivir independientemente de ella, como hicimos con el primer cordón? ¿Podría ser que a través de nuestras experiencias de vida y de nuestros cambios internos resultantes pudiéramos “superar” nuestra dependencia de este cordón, al igual que lo hicimos con el primero al nacer?

Dado que empezamos a sentirnos extraños en nuestro entorno, ya que falta algo en nuestra vida; ¿necesitamos quizás “algo más”? ¿Qué nos hace conscientes de eso, qué nos impulsa a buscarlo? ¿Podría ser que aún haya otra fuente de vida, otro “cordón” en la existencia? ¿Uno al cual, hasta cierto punto, no nos hemos abierto a su alimento?  
Si eso fuera así, ¿podría ser lo que estamos buscando consciente e inconscientemente? ¿Podría ser que, a través del cambio interior y la reorientación durante un período de tiempo, seamos capaces de conectarnos una vez más a una nueva fuente de vida, a un nuevo cordón umbilical? ¿Un cordón que ofrece un alimento diferente, una fuente espiritual, una fuente muy necesaria en el mundo de hoy?  Como compañeros de viaje en un camino espiritual, creemos y experimentamos que eso es realmente posible y nos gustaría compartir esta comprensión con usted. Creemos que muchas personas, sin percibir claramente lo que les está pasando, están experimentando este proceso en sus vidas en este momento.

¿Quizás usted sea uno de ellos?

Fuente: https://www.logon.media/es

Texto: Pam Wattie, País: Australia, Imagen: Pixabay CC0