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EL SILENCIO, MATRIZ DEL ENTENDIMIENTO

El Entendimiento, la Inteligencia, es la percepción de la Conciencia del Alma, el ejercicio del sentido intuitivo, la apertura del oído interior; solamente él puede revelar el sentido vital de toda cosa.

El Silencio es tan necesario al Entendimiento como la matriz al embrión. Su sede está en el espacio cercano al corazón y es el verdadero corazón solar de nuestro cuerpo. Allí es donde hay que escuchar y gestar lo que el Silencio manifieste.

Hay que “escuchar” el Silencio, aunque nada hable  o responda, aunque todo parezca inerte y estúpido.

El Silencio es siempre fecundo, pero su fruto se revela a menudo más allá  del propio Silencio, en los momentos más inesperados.

El Silencio es el pozo en el que “cae” el Universo, el vacío que atrae al Espíritu. Pero la conciencia despertada en esos instantes puede permanecer oscura algún tiempo; el Conocimiento que resulta de ello espera, en el fondo del corazón, su hora para ascender a la superficie; durante esta espera las preocupaciones fútiles corren el riesgo de ahogarlo.

Es necesario aprender a incubar este tesoro, sería excesivo exigir la comprensión inmediata de lo que se concibe durante el corto momento arrancado a los quehaceres diarios.

El sordo presentimiento de alguna verdad será su primer resultado. Reconócela y acógela, pues la duda y la ingratitud frenan todo progreso. Espera pacientemente a que las tenues claridades lleguen a hacerse evidencias; no busques retener mediante  conclusiones mentales prematuras lo que se te presenta, pues dificultarán el desarrollo de la intuición.

Todo conocimiento concebido por el Corazón afluye a la superficie como la crema en la leche, sin ningún esfuerzo de pensamiento: este es el verdadero conocimiento intuitivo.

Posteriormente la inteligencia cerebral puede apropiárselo y enriquecerlo con nociones ya conocidas; éste es el trabajo de traducción de las concepciones intuitivas.

Pero esta traducción exige el hábito de ejercitar el oído interior para escuchar con neutralidad y una dócil impersonalidad las correcciones aportadas por el Conocimiento del Corazón.

Los obstáculos a los progresos del conocimiento intuitivo son:

  • la prisa por los resultados.
  • la imaginación cerebral o emotiva.
  • la intrusión de los pensamientos en la concentración meditativa.
  • la ingratitud o la duda en cuanto a las percepciones intuitivas que no pueden ser todavía comprendidas cerebralmente.
  • la autosatisfacción y la resistencia a constatar los propios errores.

Hay que impregnarse de esta Verdad:

“Todo está en el hombre”, no hay nada en la naturaleza que no esté representado en él; pero además de esta naturaleza contiene dentro de sí, por su condición humana, una semilla de Luz divina que le es dada para hacerla fructificar.

El genio no es más que un desgarro momentáneo en el velo que oculta esta Luz. Este velo es tejido por nuestras rutinas y nuestros prejuicios, nuestras ambiciones, nuestra voluntad personal, nuestras repugnancias, nuestros gustos particulares, la vanidad de nuestra ciencia racional.

La voz de esta Luz es la  Consciencia del Universo. No hay ninguna cuestión que ella no pueda resolver para el hombre que ha roto la cáscara de su Yo.

La percepción de esa voz es proporcional a la sencillez y transparencia de aquél que la escucha.

                        Traducido del libro “L’ouverture du chemin” de Isha Schwaller de Lubicz